Nueve hábitos que atentan contra la productividad

El contexto laboral actual, sumado a los quehaceres de la vida moderna nos demanda cada día lo mejor de nosotros. Es fundamental mantener un óptimo nivel de energía, organización y concentración, para afrontar nuestro día a día de la mejor manera. De acuerdo a Travis Bradberry, autor del libro Emotional Intelligence 2.0 y colaborador en medios como Forbes, The Wall Street Journal y Harvard Business Review en recursos humanos, existen nueve hábitos que debemos evitar a toda costa para ser más productivos.

 

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  1. Navegar impulsivamente por Internet

Nos toma 15 minutos de trabajo ininterrumpido para estar plenamente concentrados en una tarea. Una vez logrado adquirida esa concentración, entramos en un estado de productividad aumentada, y según investigaciones, se puede llegar a ser 5 veces más productivo en este estado. El problema es que cada vez que revisamos redes sociales o páginas de internet durante la concentración, perdemos este estado de concentración aumentada y debemos nuevamente esperar 15 minutos. Es por esto que revisar constantemente el teléfono durante una tarea, nos hace difícil o imposible alcanzar ese estado de concentración, y por ende, muy poco productivos.

 

  1. Perfeccionismo

Muchos escritores pasan horas y horas decidiendo sobre personajes o trama, e incluso escriben páginas completas que saben que nunca incluirán en el libro. Lo hacen porque saben que las ideas necesitan tiempo para madurar. Tendemos a bloquearnos al momento de comenzar una tarea cuando sabemos que nuestras ideas no son perfectas, y lo que produzcamos podría no ser tan bueno. Pero, ¿cómo podemos producir algo genial si no comenzamos, ni le damos tiempo y espacio a las ideas para desarrollarse? Es mejor editar una página incorrecta que estancarse en una página en blanco.

 

  1. Las reuniones

Las reuniones pueden consumir nuestro valioso tiempo como ningún otro factor. Las personas altamente productivas evitan las reuniones cada vez que pueden. Saben que una reunión puede prolongarse para siempre si lo permiten, así que cada vez que tienen una reunión, establecen e informan la duración de esta a todos los participantes, motivando así a ser más eficientes con el tiempo y concentrarse en lo verdaderamente importante.

 

  1. Responder a los correos electrónicos a medida que llegan

Las personas productivas no permiten que el correo electrónico sea una distracción constante. A su vez, determinan momentos específicos del día para revisarlo, y priorizan la respuesta según el grado de importancia estableciendo alarmas para los clientes o proveedores más importantes, dejando el resto para cuando las tareas del día ya se hayan realizado. Algunas personas incluso crean respuestas automáticas para avisar a los remitentes en qué momento del día se revisarán los correos.

 

  1. Apagar el despertador en la mañana

Nuestro cerebro pasa por una serie de ciclos del sueño mientras dormimos, y el último de estos es el que nos prepara para estar alerta al momento de despertar. Es este último ciclo el que además muchas veces nos permite despertar justo antes de que suene la alarma, ya que nuestro cerebro sabe que es la hora de despertar. Pero cuando apagamos la alarma en la mañana para dormir cinco o diez minutos más, perdemos ese estado de alerta ya que entramos en otro ciclo del sueño, lo que explica que tras esos pocos minutos más de sueño despertemos mucho más cansados. Este cansancio tarda horas en recuperarse, por lo que no importa que tan cansados nos sintamos cuando suena la alarma, debemos forzarnos a levantarnos ya que de esta manera nuestra mañana será mucho más productiva.

 

  1. Realizar más de una tarea al mismo tiempo

Investigaciones de la Universidad de Stanford demuestran que hacer muchas cosas al mismo tiempo es menos productivo que hacer una cosa cada vez. Esto se debe que al estar expuestos a muchas fuentes de información no podemos retenerla, poner atención o cambiar de tarea con la misma eficacia que si lo hiciéramos una tarea a la vez. Al hacer más de una tarea a la vez, perdemos la capacidad de completarlas de manera exitosa.

 

  1. Dejar las tareas más difíciles para el final

Dado que tenemos energía mental limitada, nuestra capacidad de tomar decisiones y nuestra productividad decrecen a lo largo del día. Si dejamos las tareas más pesadas para el final, porque tendemos a evitarlas, lo único que hacemos es posponerlas para el peor momento del día; nuestro cerebro ya está cansado y somos mucho menos productivos. Para evitar esta situación, debemos dejar siempre las tareas más pesadas para la primera hora de la mañana, cuando nuestra mente está más fresca.

 

  1. Usar el teléfono, tablet o computador en la cama

Este punto es uno de los más importantes y la mayoría de las personas no saben cuánto afecta el sueño y la productividad. La luz azul de onda corta afecta directamente el ánimo, el nivel de energía y la calidad del sueño. La luz solar tiene alta carga de esta luz azul, por lo que cuando nuestros ojos están expuestos a esta, producimos menos melatonina (hormona que nos ayuda a conciliar el sueño) poniéndonos en un estado de alerta. Los dispositivos móviles como teléfonos, tablets o computadores tienen alta carga de luz azul, por lo que al exponernos a estos momentos previos a la hora de dormir producimos menos melatonina, disminuyendo la capacidad que conciliar el sueño. Como todos sabemos, un mal dormir afecta fuertemente nuestro ánimo, rendimiento y productividad el día siguiente.

 

  1. Comer mucha azúcar

La glucosa funciona como un acelerador para el cerebro, por lo que la necesitamos para concentrarnos en tareas difíciles. Con poca glucosa en nuestro organismo nos sentimos cansados, lentos y desconcentrados, a su vez, exceso de esta nos deja nerviosos e incapaces de concentrarnos. Estudios demuestran que la dosis ideal es 25 gramos de glucosa, pero la fuente de esta glucosa es importante, ya que de esto va a depender la duración de esta productividad; fuentes de azúcar refinada como dulces y gaseosas nos darán esta energía por tan sólo 20 minutos, pero proveniente de la avena, arroz integral y otras fuentes de carbohidratos complejos liberarán esta energía lentamente, permitiéndonos mantener la concentración por un tiempo prolongado.

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